07 febrero, 2013

Crítica de "Las ventajas de ser un marginado"

Para contar las películas que hay ambientadas en institutos harían falta los dedos de las manos de medio continente europeo. Esas películas con el típico profesor enrollado que va a congeniar con el rarito de clase que resulta ser un genio o en las que los menos aceptados acaban teniendo su espacio y socializando con los más populares del instituto. 


Pero el valor de “Las ventajas de ser un marginado” reside en que a pesar de contar con esos personajes que a primera vista pueden parecer tópicos, saca adelante una historia fascinante en la que lo importante no es la aceptación de la gente dentro del instituto ni la popularidad, sino ser capaz de convivir contigo mismo y apoyarte en aquellos amigos que sabes que van a estar ahí, aunque les conozcas desde hace poco. 


En esto se basa la película de Steven Chbosky, que se atreve valientemente y con muy buenos resultados a adaptar su propia novela publicada en 1999. La película ha obtenido el reconocimiento del National Board of Review, que la incluyó entre los diez mejores films del año, junto a seis de las nominadas al Oscar a Mejor película. Además la cinta de Chbosky también fue nominada a Mejor guion adaptado por el WGA (el gremio de guionistas), por lo que no habría sido una gran sorpresa que hubiera estado nominada al Oscar en esa categoría.



El trabajo de Logan Lerman (“El tren de las 3:10”), Emma Watson (saga de “Harry Potter”) y Ezra Miller (“Tenemos que hablar de Kevin”) como el trío protagonista nos deja con unos personajes que tratan de mostrarse tal y como son, esa naturalidad y libertad que tan difícil es de encontrar en las producciones hollywoodienses. Esta relación que une a Charlie (Lerman) y a sus dos amigos parece tan real que hasta el espectador se mete dentro de esos bailes de instituto, en las fiestas… y los identifica con sus propios amigos o consigo mismo, y es entonces cuando te metes en la piel de un personaje cuando de verdad la película significa algo. En papeles secundarios la película cuenta con conocidos actores como Paul Rudd, Dylan McDermott, Kate Walsh y Joan Cusack entre otros.

El desarrollo fluido de la narración se consigue con la estructura epistolar de la novela, manteniendo una de las características propias de Charlie: contarnos directamente sus sentimientos con la excusa de escribir las cartas dirigidas a un amigo. Así podemos apreciar la evolución de este personaje que se va complicando más y más a medida que avanza la historia. La película nos sirve para ver también la introducción de un joven reservado al mundo del alcohol, las drogas, las fiestas… pero sin convertirse esto en un problema para el protagonista sino que simplemente se muestra la entrada a la adolescencia de un joven que había dejado aparcada su inocencia hace tiempo.




En resumen, “Las ventajas de ser un marginado” es una de esas pocas películas con las que nos encontramos cada año que realmente tiene valor y que no es simplemente un producto superficial más. Le pongo un 9 (infinito).






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