12 enero, 2014

Crítica de "12 años de esclavitud"

Director: Steve McQueen
Reparto: Chiwetel Ejiofor, Michael Fassbender, Lupita Nyong'o, Benedict Cumberbatch, Paul Giamatti, Brad Pitt, Paul Dano, Sarah Paulson, Michael K. Williams...
Estreno en España: 13/12/2013
Año de producción: 2013
País: EEUU

Para definir el cine del británico Steve McQueen utilizaría dos palabras: sincero y comprometido. El londinense solo tiene tres largometrajes a sus espaldas (y una más que solvente experiencia en el videoarte). Al igual que hizo con su anterior (y jodidamente buena) película Shame no se anda por las ramas ni en sutilezas para mostrar lo que el argumento requiere y eso es muy valiente por su parte porque tampoco en su opera prima Hunger se queda corto a la hora de mostrar las consecuencias de una huelga de hambre entre otras cosas.

Pero centrémonos en su actual película, 12 años de esclavitud es la adaptación de las memorias de Solomon Northup, un hombre negro que nació libre y que había formado una familia junto a su esposa y sus dos hijos (todos ellos libres también) pero que en el año 1841 es drogado y vendido como esclavo dejando atrás su vida  diaria en el Nueva York de la época donde trabajaba de violinista. McQueen fiel a su estilo muestra con toda crudeza los horrores psicológicos y físicos que se soportaban en aquella triste (y reciente) etapa de la historia norteamericana. Las localizaciones (reales) donde Solomon pasó su calvario son un protagonista más y ayudan a que te metas en la historia ya que desde el principio empatizas con el sufrimiento ajeno. En todas las películas de McQueen hay sufrimiento, aunque en cada una de las tres por distinto motivo, pero es un sufrimiento real y palpable a gran escala en todas ellas. La película te mete de lleno en su desgraciada odisea.


Ahí es donde entra en escena la labor del semidesconocido (después de esta película ya no lo será, de eso no hay duda) actor inglés Chiwetel Ejiofor. Ejiofor se entrega en cuerpo y alma para dar vida a Solomon, él es el protagonista absoluto, es el que lleva la película sobre sus hombros y curiosamente es uno de los que menos hablan en toda la película, pero con una mirada es capaz de expresar esperanza, melancolía, rabia, desesperación y demás emociones. Realmente está fascinante pero su celebrado trabajo no le quita su momento de gloria a un gran número de personajes secundarios que se cruzan en el viaje de Solomon, todos absolutamente todos están perfectos, desde un odioso negrero interpretado por Paul Giamatti, un bondadoso pero lleno de contradicciones y de doble moral terrateniente interpretado por Benedict Cumberbatch o un despreciable y asqueroso Paul Dano como un sirviente blanco que solo encuentra entretenimiento y felicidad en hacerle la vida imposible a Solomon.

Pero hay que destacar especialmente la interpretación de Michael Fassbender (Fassbender ha hecho todas las películas con McQueen y dios quiera que sean muchas más) como el tiránico amo de Solomon, un hombre llamado Edwin Epps que tiene problemas con el alcohol y que se refugia en las injustas leyes de la época y en las santas escrituras para hacer con sus “propiedades” todo tipo de atrocidades. Fassbender cumple con creces al interpretar a un tipo que ninguna persona con sentido común desearía cruzarse en su vida y vuelve a demostrar por qué es quizás el actor más solicitado del momento. Sería injusto no mencionar la interpretación de Sarah Paulson como Mary Epps, la mujer del tirano Edwin, es una mujer llena de odio y rencor que tiene tanta maldad contenida que para mi es el personaje más aterrador de toda la película. 


También es muy destacable la labor de la debutante en el mundo del largometraje, Lupita Nyong´o, dando vida a la joven Patsey, un personaje lleno de sufrimiento que no solo le toca lidiar con su condición de esclava sino que también se convierte en el entretenimiento sexual de su amo (Fassbender) y de las iras de la mujer de este al comprobar como para desgracia suya hace más caso a la joven que a ella misma. Brad Pitt se reserva un pequeño papel (prácticamente un cameo) pero fundamental en el desenlace de la historia. Su importancia en esta película es sobre todo su labor como uno de los productores de la misma.

McQueen es sincero (lo demuestra una vez más) y aparte de tener una visión clara sobre la historia demuestra que dirige a los actores tan bien que saca oro de cada uno de ellos.

Son muchos los que califican esta película como “La película definitiva sobre la esclavitud en los EE.UU”, yo no lo creo al igual que no creo que La lista de Schindler sea la película definitiva sobre el holocausto porque como en la famosa película de Steven Spielberg las dos tratan de personajes reales que su marcado carácter de biopic les niega la universalidad que merece todavía ser contada. Aunque esa no es la intención de su director, él solo quiere contar una historia concreta en un tiempo concreto, pero al igual que la cinta protagonizada por Liam Neeson ésta tiene madera de clásico porque sencillamente es muy buena.

Fer Cruz

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